El acelerado desarrollo tecnológico en el área de la salud y
la expansión universal de la educación, en los últimos 20 años, han provocado enormes
cambios sanitarios y demográficos. Uno de los mejores indicadores de estas
transformaciones se focaliza en la reducción progresiva de la fecundidad y en
el incremento paralelo de la esperanza de vida: mientras la población mundial
crece a una una tasa anual de 1.7%, los adultos mayores se incrementan en el
orden del 2.5% anual. Chile ha tenido uno de los más notables procesos de
transición demográfica y epidemiológica de América Latina, con una variación
muy importante en la situación de salud de la población derivada de cambios políticos,
económicos y sociales que han caracterizado al país desde la década de los
ochenta. Por una parte, existen problemas vinculados al subdesarrollo como
enfermedades entéricas, transmisibles y carenciales mientras, por otra, adquieren progresiva
vigencia enfermedades crónicas como los cánceres, accidentes y problemas de
salud mental, tan estrechamente asociados a los estilos de vida y desarrollo
económico que ha logrado el país en el último tiempo.
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